Yo, por ser tu Dios, borro tus crímenes y no me acordaré más de tus pecados.

Isaías 43,25

El profeta Isaías, en este relato, habla acerca de cómo el pueblo de Israel se ha alejado de Dios, ya no le ofrecen sacrificios ni tampoco invocan su nombre. Habla de cómo Dios se cansa a causa de los pecados que cometen, no sólo ellos, sino también su primer antepasado.

Pero a pesar de ese cansancio, Dios borra los crímenes y ya no se acuerda de los pecados cometidos. Al contrario, da la libertad para que se arrepientan, para que busquen justicia delante de él.

Muchas veces actuamos como el pueblo de Israel, exigimos a Dios que nos proteja, pedimos que solucione nuestras necesidades, y pedimos… y pedimos… sucesivamente; pero cuando todo va bien, nos alejamos de él, dejamos de agradecer, e incluso, cuando comienza a irnos mal, nos atrevemos a enojarnos con él. Pero a pesar de todo esto Dios continúa a nuestro lado, nos alienta a cambiar, borra nuestras faltas pasadas.

He aquí, querido lector, querida lectora; es Dios quien nos invita y nos llama a seguirlo; nos invita a que comencemos a agradecer hasta lo poco que tengamos, y dejemos de pedir tanto, depositemos nuestras vidas en sus manos, que se haga su voluntad, porque lo que necesitemos vendrá por añadidura. Que así sea.

Rufina Rapp

 

Compartir!

Share on facebook
Facebook
Share on twitter
Twitter
Share on linkedin
LinkedIn
Share on whatsapp
WhatsApp
Share on email
Email
Share on print
Print