Día internacional de la mujer

Samuel tomó una piedra, la puso entre Mispá y Sen, y a ese lugar lo llamó Eben-Ezer, porque dijo: “Hasta aquí nos ha socorrido el Señor”.

1 Samuel 7,12

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Con sus 14 años, Brian y sus tres hermanitos están comiendo una polenta solamente sazonada con sal y aceite. Si bien ya es de noche, esa es la primera comida que se cocina en el día en el ranchito. Marcela, su mamá, sale temprano porque debe preparar el desayuno de los hijos de su patrona en un barrio privado, mientras que Brian y los hermanitos se las arreglan picoteando algunas sobras y lo que reciben del comedor escolar. Brian come de su percudido y pegajoso plato de plástico y una cuchara, sentado en la cama que comparte con uno de sus hermanos, ya que en la pequeña mesa están comiendo las dos hermanitas más pequeñas en las únicas descalabradas sillas que tienen.

Todo venía bien, hasta que Brian le preguntó a Marcela, su mamá, si se podía comprar un celular usado que un vecino tenía para vender. En ese momento, Marcela explotó de furia y le advirtió que no volviera a hablar del tema, ya que hasta que no volviera su papá Rodolfo de la cosecha de arándanos, sólo habría dinero para comer y nada más. Desde ese momento el silencio colmó el rancho. En ese silencio Mar-cela quiso llorar de la impotencia, pero disimula las lágrimas; sabe que lo que Brian pide, los hijos de su patrona lo tienen en abundancia: celulares, notebooks, consolas de juego y televisores; mucho más de lo que Brian puede soñar.

Hoy se celebra el día internacional de la mujer, y en el texto de hoy Samuel coloca una piedra después de ganar una batalla para la que no estaba preparado. Sólo contó con la ayuda de Dios. Samuel sabía que hasta ahí, zafó. Pero podrían venir otras batallas, al igual que para Marcela. Ella hoy ganó una batalla, pero sabía que al día siguiente le esperaría otra.

Vaya nuestro homenaje a las mujeres, que al igual que Marcela, día a día libran una batalla por la supervivencia, por ser pobres, pero especialmente, por ser mujeres en un mundo machista. Dios quiere que hoy, también vos pongas una piedra “Eben-Ezer” en la batalla por la igualdad de derechos de las mujeres.

Rubén Mohr

1 Samuel 7,2-17

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