Si alguien quiere ser el primero, deberá ser el último de todos, y servirlos a todos.
Marcos 9,35
¿Por qué luchamos en la vida? Los hay aquellos que quieren riquezas, tener un pasar –al menos– tranquilo. Los hay aquellos que buscan poder, estar por sobre otro viene a satisfacer una parte del ego en nosotros, de que, al fin nosotros somos mejores que esos otros; los hay de aquellos que buscan sus minutos de fama y gloria, quieren ser reconocidos, ser colocados en una placa en un lugar vistoso o que sus nombres estén en los anales de la Iglesia, según algunos, eso es lo que mueve al ser humano.
Sin embargo, Jesucristo nos cambia nuestros paradigmas y nos señala que, si alguien quiere ser considerado el más importante, debe vencerse a sí mismo, debe luchar y ver la vida desde otra perspectiva: servir. Esto es lo que Jesucristo hizo, siendo Dios, vino a servir, a entregarse, a sufrir por el otro con el fin de abrirnos un camino entre el Padre y el ser humano, el servir tiene un sentido y una meta. Además, nos devuelve nuestra perspectiva pues nos damos cuenta de que, mejor es preocuparse por el otro que centrarnos en nosotros mismos: eso da sentido a nuestra vida.
Es por eso que, una de las razones por las que tenemos los sentidos mirando hacia afuera es para preocuparnos por el otro, por nuestro entorno, no solo recibir y pensar que la creación y los seres humanos están para mí, sino que, yo mismo fui creado para entregar y cuidar.
Señor, ayúdame a ser un servidor tuyo, así como tú lo fuiste para mí. Amén.
Alexis Salgado
Marcos 9,30-37