Los orgullosos y altaneros serán humillados por completo. Solamente el Señor mostrará su grandeza en aquel día, y acabará con todos los ídolos.

Isaías 2,17       

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Sí, Señor… ¡Ven pronto! 

Ven pronto a mi vida y a la de este mundo. Ven pronto porque son muchos los que alzados en pedestales levantan la voz contra tus hijos más pequeños.

Son muchos los que con soberbia y altanería los humillan y maltratan. Los tratan de vagos, ladrones, inmorales, asesinos, ilegales, débiles, inútiles, ignorantes.

Parados en su orgullo, hablan de tus hijos sin saber; jamás han tenido que soportar ninguna de sus cargas siquiera por un segundo en sus vidas. Hablan dándoles lecciones de cómo deben vivir, de cómo se deben portar, de cómo se debe trabajar…

Parados y amparados en los pedestales que ellos mismos se han construido y que defienden como sea, diseñan políticas económicas, sociales, laborales y financieras que pasan por alto las necesidades del pueblo al que ellos mismos maltratan y culpan de todos los males para luego hacer leyes con el objeto de  reprimirlos, encarcelarlos, deportarlos.

Ven pronto, Señor, a terminar con todo esto. Ven pronto para que sea tu gloria. Que se revele en el mundo entero tu amor por los más necesitados y angustiados. Que se revele tu gloria, esa que transforma cruces en resurrección. ¡Amén!

Porque atacó ambiciosos mercaderes y denunció maldad e hipocresía; porque exaltó a los niños, las mujeres, y rechazó a los que de orgullo ardían… Por eso es que hoy tenemos esperanza.   (Canto y Fe N° 223)

Leonardo Schindler

Isaías 2,6-22

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