15º domingo después de Pentecostés, 25º en el año
Les aconsejo que usen las falsas riquezas de este mundo para ganarse amigos, para que cuando las riquezas se acaben, haya quien los reciba a ustedes en las viviendas eternas.
Lucas 16,9
El mayordomo del texto se ha enriquecido en su administración, sin embargo, a la hora de rendir cuentas está con las manos vacías. Su reflexión (vs. 2-3) acerca del futuro que lo espera, lo lleva a actuar. En vez de quedarse en la acumulación de falsas riquezas, endeudando a los pobres cada vez más y exigiéndoles más de lo que pueden dar, se preocupa de hacer amigos, es decir, hace el bien, renunciando a las ganancias deshonestas.
No se puede hacer “amigos”, si no es compartiendo, poniendo en común, y sirviendo al prójimo con los bienes. Es la mejor manera de usar las riquezas, que nuestro texto por dos veces llama falsas, o injustas en otras versiones. Lo contrario es un escándalo desde la perspectiva del Reino de Dios.
Y aunque muchos puedan pensar que las riquezas pueden darnos seguridad para el futuro, un día tendremos que dejarlo todo, por eso, lo inteligente es hacer lo que hizo el mayordomo, quien al contrario de los que sirven a dos señores, a Dios y a las riquezas, prefirió usar las que se le habían encomendado para hacerse amigo de la gente, en vez de contribuir a acumular riquezas falsas para él o para su señor.
Limpia Jesús a tu iglesia de toda su corrupción; y se renueve la tierra por tu presencia y tu amor. (Canto y Fe N° 347)
Octavio Burgoa
Salmo 113; Amós 8,4-7; 1 Timoteo 2,1-7; Lucas 16,1-13 Agenda Evangélica: Salmo 146; Génesis 28,10-19a(19b-22); Romanos 8,14-17; Lucas 17,11-19; Isaías 12,1-6 (P)