… Confíen en el Señor, su Dios, y se sentirán seguros…
2 Crónicas 20,20
En el capítulo 20 vemos a Josafat en otra de sus aventuras bélicas, tiene que repeler el ataque de una alianza de moabitas, amonitas y neuritas. Sin embargo, esta vez es muy diferente a la que en el capítulo 18 nos cuenta el texto. No entrará en batalla disfrazado con las ropas de Acab, sino que estará de pie junto a Dios en quien pone su confianza.
Un gran contraste entre ambas historias, su forma de buscar la ayuda y la guía del Señor era diferente, también lo fue su forma de proceder en el combate. Y por el resultado, ¡qué diferencia! En lugar de encontrarse abrumado por el enemigo y gritar por auxilio ante el peligro, lo vemos unirse a un coro que celebra en voz alta las alabanzas del Dios de sus padres, que le dio la victoria sin que él necesitara dar un golpe, que había hecho que sus enemigos se destruyeran entre sí, y que lo había llevado amorosamente desde el miedo, al valle de Beracá, la bendición.
¡Qué este ejemplo nos lleve a buscar con decisión los caminos de la gracia y fidelidad del Señor! El valle de Beracá o de la bendición, “porque allí bendijeron al Señor” (v. 26), es siempre el lugar donde el Espíritu de Dios quiere llevarnos; por eso podemos hacer frente a lo que nos atemoriza: “porque su amor es eterno”.
Solamente en Dios espera, no te canses de esperar, pon en él confianza entera, pues aún lo has de alabar. (Canto y Fe N° 265)
Octavio Burgoa
2 Crónicas 20,1-26