2º domingo de Adviento

Y cuando oro, siempre pido con alegría por todos ustedes; pues ustedes se han hecho solidarios con la causa del evangelio, desde el primer día hasta hoy.

Filipenses 1,4-5

¡Qué reconfortante fue para el apóstol Pablo esto de sentirse que no estaba solo en la carrera de la fe! Es por eso que esta carta del apóstol es la carta de la alegría, pues la Iglesia que estaba en Filipos había dado muestras de genuino amor cristiano, un testimonio de vida que daba luz a una sociedad pagana. Quizás esto se ve fortalecido porque con otras iglesias la situación no era parecida, les eran una carga y cada vez tenía que enviar -Pablo- una carta de amonestación. En cambio Filipos era una comunidad que para él era un apoyo permanente.

Sin lugar a dudas, por eso hablamos de Comunión, porque nos necesitamos unos a otros, no importa si es líder o cualquier persona, somos un solo cuerpo en Cristo y nos alegramos al vernos; ¿o no pasa eso cuando nuestros templos están llenos?

Más aún la alegría de Pablo va más allá porque ora por esta Comunidad, se acuerda que también sufren penalidades. ¡Qué bueno es que oremos unos por otros! ¿Sabe de alguien que esté orando por usted? Pablo lo hacía por la Iglesia, y siempre es bueno comenzar nosotros orando por los hermanos y por la obra en general. Eso nos genera ser luz y alegría para otros como un testimonio que se trasluce hacia la sociedad.

Señor: Te pido por la unidad de la Iglesia, te pedimos que podamos sentirnos acompañados por tu Santo Espíritu y por la comunidad toda. Haz que esto comience por mí. Amén.

Alexis Salgado

Filipenses 1,3-11

Salmo 126 o Lucas 1,68-79; Baruc 5,1-9 o Malaquías 3,1-4; Filipenses 1,3-11; Lucas 3,1-6 Agenda Evangélica: Salmo 80,2.3b.5-6.15-16.19-20; Isaías 63,15-64,3 (P); Santiago 5,7-8(9-11); Lucas 21,25-33

Compartir!

Share on facebook
Facebook
Share on twitter
Twitter
Share on linkedin
LinkedIn
Share on whatsapp
WhatsApp
Share on email
Email
Share on print
Print