Tú, pues vuélvete a Dios, guarda misericordia y juicio, y en tu Dios confía siempre.

Oseas 12,6

¿Qué hay que hacer para que me vaya bien en la vida? ¿Cómo me puede ayudar Dios para tener una vida tranquila?

El mundo nos presenta ciertos caminos a seguir para estar bien, para estar felices, para disfrutar de la vida. Hay que esforzarse, hay que llegar al puesto más alto, comprar todo lo posible para presumir ante los demás … Aquí no importa el otro, sólo importo yo, estar bien yo, ser feliz yo…Y a Dios le puedo pedir una ayudita para que pueda lograr mis objetivos.

¡Hay iglesias que nos dicen qué hacer para que Dios nos escuche!

Profetas como Oseas tratan de indicar al pueblo cuál es el camino que quiere Dios, cuál es el camino que conduce a la vida plena. Y en este camino están implicadas tres partes: mi persona y mi entorno, Dios, y los que me rodean, los prójimos. En mi actuar, en mi andar por esta tierra, haciendo historia, se nos invita a volvernos a Dios y confiarnos a él siempre. Dios creó la vida, la sostiene, nos dio leyes para proteger la vida, nos promete vida en abundancia. Y al volvernos a Dios y confiar en él, está presente el otro ante el cual se nos invita a guardar misericordia y juicio, lo mismo que Dios hace con cada uno de nosotros. La vida en abundancia es sostenida por Dios y es compartida con los demás.

Amarás al Señor tu Dios; amarás a tu prójimo como a ti mismo. De estos dos mandamientos dependen toda la Ley y los Profetas. (Mateo 22,37-40).

Mónica  Hillmann

Oseas 12,1-11

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