Lo mismo ocurre con ustedes y sus lenguas. ¿Quién sabrá lo que han dicho si no hay palabras que se entiendan? Habrá sido como hablar al viento.

1 Corintios 14,9

Largo debate nos ha llevado en las comunidades de migrantes esta cuestión de las lenguas. Pablo habla de otras lenguas, que deben ser interpretadas e interpretables para que tengan sentido, que son expresión del Espíritu Santo en tanto dadas por Dios como un don para edificar comunidad…

Quizás aquellas lenguas y las nuestras tengan más en común de lo que parece.

En principio necesitamos que ese lenguaje, ese idioma, nos ayude a comunicar el Evangelio de Cristo. Es decir que no se trata sólo de usar un idioma entendible para todos, es necesario además usar un lenguaje accesible, que pueda ser inclusivo de diferentes realidades, y que respete los contextos donde estamos… muches de les jóvenes en las grandes ciudades han incorporado el lenguaje inclusivo, ¿acaso perdemos algo con sumarlo a nuestro anuncio del Evangelio?

Cuando en las grandes ciudades, en las comunidades rurales, o en los barrios del conurbano leemos el texto bíblico, necesitamos alentar a sumar experiencias y miradas desde la historia de los interlocutores, traducir a sus vivencias y lenguajes cotidianos esa buena noticia que es el Evangelio. Entonces la Biblia hablará desde sus vivencias, será Dios con nosotres, Palabra de vida que transforma y recrea.

Canto un nuevo canto en la tierra, de todo el que ama y espera, Señor, para ver tu reconstrucción.

Hablo en la nueva lengua del pueblo Palabras que tienen gusto, Señor, Palabras del corazón. (Canto y Fe N° 294)

Peter Rochón

1 Corintios 14,6-19

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