Uno le preguntó: “Señor, ¿son pocos los que se salvan?” Y él contestó: “Procuren entrar por la puerta angosta, porque les digo que muchos querrán entrar, y no podrán.”
Lucas 13,23-24
Dice nuestro texto que Jesús, camino a Jerusalén, pasa por pueblos y aldeas enseñando. Y uno, (no sabemos quién) se acerca a Jesús para formularle una pregunta sobre la salvación.
Probablemente esta persona daba por sentado que la salvación estaría limitada solo a los judíos.
La respuesta de Jesús es amplia, inclusiva, impersonal: “Procuren entrar por la puerta angosta”. La versión Reina-Valera dice “Esforzaos”, lo cual significa que la vida cristiana debe ser un constante trabajo, esfuerzo, lucha por crecer, por mejorar, por ascender y alcanzar la perfección.
La puerta nos lleva a pensar en el propio Jesús. Así dice en Juan 10,9: “Yo soy la puerta, el que por mí entre, se salvará”.
Queda claro entonces que la condición para la salvación es entrar en la vida misma de Jesús: hacerse uno con él, aliarse, entremezclarse, fundirse.
La advertencia de que muchos querrán y no podrán es porque no todos los que dicen “Señor, Señor” entrarán en el Reino delos cielos, sino los que se esfuerzan y se comprometen a luchar por lo que Jesús luchó y a defender lo que Jesús defendió.
Danos, Señor, la capacidad de buscar la excelencia cada día. Danos la fuerza para unirnos a Jesús y bregar juntos por un mundo de paz, de justicia y de amor. Amén.
Stella Maris Frizs
Lucas 13,22-30