Pascua de Resurrección

¿Por qué buscan ustedes entre los muertos al que está vivo?

Lucas 24,5

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María Magdalena, María la madre de Santiago, Juana y las otras mujeres fueron al sepulcro. No buscaban a nadie vivo. Como José de Arimatea fueron a cumplir los amorosos ritos fúnebres. El primer día de la semana regresaron al sepulcro muy temprano, llevando los perfumes que habían preparado (Lucas 24,1). Otra vez faltó la esperanza que trasciende la muerte.

Para pensar fuera de los límites humanos, es necesario nacer de nuevo, es necesario que nos alimente una fe que no construimos, sino que nos es dada.

El llamado de aquellos “hombres con ropas brillantes” en el sepulcro vacío, recuerda una promesa que el dolor había hecho olvidar: que el Hijo del hombre tenía que ser entregado en manos de pecadores, que lo crucificarían y que al tercer día resucitaría (Lucas 24,7).

En momentos de profundo dolor, cuando parece que no hay más que oscuridad en nuestras vidas, es necesario que alguien nos traiga a la memoria la certeza de la fidelidad de Dios, y que no hay oscuridad que pueda apagar su luz, aunque a veces no podemos verla. Qué necesaria nos es en ese sentido la comunidad, qué necesarios somos cuando esa certeza les falta a otros.

Hoy es domingo. Tal vez usted lea esto a solas, mucho más rico todavía si tiene la oportunidad de compartirlo en el culto con una comunidad. Encontrará personas que asisten con el espíritu de estas mujeres piadosas que van a rendir un homenaje póstumo, pero también otras que les dirán que no busquen entre los muertos al que vive.

Él camina delante de nosotros, ése es nuestro mensaje en todo tiempo.

Oscar Geymonat

 

Salmo 118,1-2.16-17.22-23; Hechos 10,34-43; Colosenses 3,1-11; Lucas 24,1-12;

 

Agenda Evangélica: 1 Corintios 15,1-11

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