Nadie enciende una lámpara para después taparla con algo o ponerla debajo de la cama, sino que la pone en alto, para que tengan luz los que entran.

Lucas 8,16

¿De qué luz nos habla Lucas? Cristo es la luz y enciende esa luz en nosotros para que también nosotros podamos ser luz para otros, aunque sea una luz pequeña. Donde hay luz se retira la oscuridad, donde hay luz hay claridad, calor, vida. Esa luz es la verdad de Cristo, es el evangelio de Jesús que quiere expandirse por todo el mundo. Si Cristo ha encendido esa luz en nosotros, no debemos taparla con una vasija, sino ponerla en un candelabro, y donde va el candelabro también va la luz, así podremos hacerla brillar para otros, no importa en qué lugar estemos.

Si Jesús ha venido para traernos un mensaje de salvación, somos nosotros los encargados de seguir difundiéndolo. Esas fueron las recomendaciones de Jesús cuando aún estaba en esta tierra. (Mateo 28,19-20; Marcos 16,15; Lucas 24,47)

Nada hay oculto que no haya de ser manifestado. Suena un poco complicado, pero no nos desanimemos por eso. Con el tiempo, y a medida que nos familiarizamos con la Biblia se nos irá revelando lo que aún está oculto para nosotros. Y al final Dios nos lo manifestará todo a su debido tiempo.

José Wenninger

Lucas 8,16-18

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