ASUNCIÓN/ Paraguay | IERPcomunica – Este viernes 21 de mayo falleció en Paraguay Cristina Vila, de profesión abogada y con un trabajo de muchos años en el Comité de Iglesias para Ayudas de Emergencia (CIPAE), ocupando varios espacios llegando se ser su coordinadora durante algunos años. Una persona muy comprometida con el sufrimiento del pueblo paraguayo, «que ha caminado con la gente humilde», sostenida por una profunda sensibilidad y espiritualidad, que la movilizaba y la mantenía fortalecida en su compromiso. El último tiempo se desempeñaba como Coordinadora General de la organización Tierra Libre. Falleció en Asunción a los 71 años de edad.
«Alguien que como pocos, vivía lo que creía y estaba convencida más allá de exponerse», relató el Diácono Ricardo Secretario General de la Iglesia Evangélica del Río de la Plata (IERP), que analizó que «Cristina perteneció a una época de mucho compromiso de la IERP en Paraguay», tanto en lo que refiere a la defensa de los más débiles, como en la promoción de los Derechos Humanos. Fue una destacada referente de la Conferencia Episcopal Paraguaya, una mujer adelantada a su época, referente de la pastoral social y de las relaciones ecuménicas. Esto ha impactado en su momento, tanto en la sociedad paraguaya, como en el ámbito no católico. Tanto su trabajo, como todo lo que desarrollaba el CIPAE fue muy comprometido, en un contexto de dictadura militar que perseguía al liderazgo y a las organizaciones de Derechos Humanos, que debían actuar con cautela, porque corrían riesgo sus propias vidas.
El pastor Juan Pedro Schaad, que compartió años de trabajo en el CIPAE en la década de 1980, la definió como «una mujer muy especial, no por ser amiga, sino porque descubrí en ella la alta capacidad de ponerse en el lugar de los demás y especialmente de la gente más sufrida y más golpeada, más menospreciada, con poca esperanza; sin discriminar, con una amplia libertad», lo que según Schaad no era común en la época, en tanto «trabajaba sin miedo y sin temores», siendo «profundamente espiritual y lo hacía desde ese espacio, junto a otros, a los que respetaba en sus convicciones religiosas». En los diversos aspectos de su trabajo, anteponía la relación humana, destacando que las personas, primero son seres humananos y criaturas de Dios, para luego formar parte de un espacio religioso.
Era una convencida de que las cosas deben hacerse de manera conjunta, razón por la cual dedicó gran parte de su vida al CIPAE, donde trabajó en diferentes áreas, entre ellas en un programa muy importante, que dedicaba esfuerzos en la construcción de viviendas para personas humildes en las zonas bajas y marginadas de Asunción. Si bien era abogada, desarrollaba un trabajo de promoción y de empoderamiento de las personas, siendo una de sus características. El programa de construcción contemplaba que la propia gente construía, pero no sabía cuál iba a ser finalmente su casa, como un modo de valorar el trabajo comunitario. Otra de las áreas en la que trabajó mucho, fue en visibilizar la situación de los aborígenes en el Paraguay, así como la gran dificultad por mantener su cultura, tradición y relación religiosa con la naturaleza y el medio ambiente. Después de muchos años de lucha, consiguió que el gobierno paraguayo concediera áreas grandes, para que pudieran continuar viviendo con sus hábitos, costumbres y formas de relacionarse con la naturaleza. También acompañó a pequeños agricultores en diferentes zonas del interior de Paraguay, haciendo muy importantes aportes hacia las comunidades que muchas veces estaban alejadas y se violaban sus derechos. Por otro parte, fue muy importante en el momento en que surgió el «Programa de Ayuda Cristiana» del CIPAE en la zona oriental del país, donde ingresaban los pequeños agricultores desde el Brasil.
No podía imaginarse su trabajo sin un respaldo espiritual, siendo muy convencida de los valores cristianos, amaba a sus comunidades religiosas, sin embargo vivía con mucha libertad y generosidad. A partir de su don de entender lo que le sucedía a la gente a la que acompañaba, le gustaba mucho estar ellos, para ver su potencial y las cosas que lograban cuando eran empoderadas. No contemplaba su trabajo solo en una oficina y alejada de las situaciones y de las personas. Sabía valorar a las personas por lo que significaban para el conjunto de la tarea, en el convencimiento de que no todos saben hacer todas las cosas. Sabía valorar a las personas, más allá de la parte ideológica y muchas veces, aún sin estar de acuerdo, valoraba el sentido del conjunto, por sobre las formas puntuales de pensar de cada uno y cada una. Ha caminado con mucha gente y a muchos les cambió la vida, ayudándoles a entenderse a si mismos de otra manera, así como su lugar dentro del a sociedad. Mucha gente que pasó por su vida, fue marcada profundamente por su personalidad, su amor y su misericordia.