Pero Joás respondió a quienes le rodeaban: “¿Van ustedes a defender a Baal, y a pelear en su favor? ¡Pues que muera antes del amanecer cualquiera que defienda a Baal! Si Baal es Dios, déjenlo que se defienda solo, puesto que era suyo el altar derribado.

Jueces 6,31

En este texto recordamos el primer mandamiento: “Yo soy Jehová, tu Dios. No tendrás dioses ajenos delante de mí.” Aquí, según lo que aprendimos, estamos llamados a confiar en Dios, sobre todas las cosas, poner sus criterios, ante todo. Al estudiar los mandamientos con los confirmandos me gusta preguntarles ¿qué otros dioses pueden existir? Siguiendo el versículo: “Pues donde esté tu tesoro, allí estará tu corazón” (Mateo 6,21) hacemos el ejercicio de pensar dónde tenemos puesto nuestro corazón.
El texto de hoy presenta una afirmación: Dioses falsos no necesitan protección.
No hay explicación para actos de violencia.
No hay argumento que justifique la discriminación.
No hay nada que pueda romantizar y hacer que suenen lindo tantas situaciones injustas.
No hay unión si domina el egoísmo y la falta de diálogo.
No hay paz si lo único que nos hace sentir tranquilos es tener dinero en el bolsillo.
No hay cambio si vemos cualquier corrupción como un mal menor.
No hay consenso si de afuera quieren explotar nuestros recursos.
Tampoco debe haber ingenuidad de nuestra parte ante la tecnología que avanza y tiene acceso a nuestras informaciones personales.
Estos quieren ser los dioses de nuestro tiempo: tanto los diversos sentimientos y acciones que crean vida propia y nos alejan del amor de Dios, como los sistemas que oprimen y prometen engañosos beneficios.
Que el Dios verdadero nos permita estar en su verdad. Que el mismo nos aleje de las tentaciones de tantos otros dioses de nuestro tiempo. Amén.

Jhonatan Schubert

Jueces 6,25-32

Compartir!

Share on facebook
Facebook
Share on twitter
Twitter
Share on linkedin
LinkedIn
Share on whatsapp
WhatsApp
Share on email
Email
Share on print
Print