No tengo yo mayor gozo que este, el oír que mis hijos andan en la verdad.

3 Juan 4

¡No sé si hay un motivo de mayor orgullo para los padres que sus hijos sean honestos y gente de bien! En la carta de Juan un anciano está orgulloso de quienes siguen siendo fieles al evangelio de Jesucristo que aprendieron desde el comienzo y no se han dejado desviar por otras enseñanzas. La iglesia cristiana al comienzo de su existencia era una iglesia con una enorme variedad de enseñanzas.
La convivencia en muchos casos era un problema por las enormes diferencias culturales, sobre todo, entre judíos y griegos, además de las diferencias económicas que generaban muchos conflictos, porque las personas se discriminaban entre sí haciendo diferencia por su estatus social. Este anciano se lamenta que un cristiano rico ni siquiera recibe en su casa a otros cristianos más pobres.
En nuestros días suele pasar todavía que muchas veces se piensa que porque una persona tiene dinero sabe más o mejor, o tiene la verdad o mayor capacidad que otras personas más humildes. La verdad es tomarse en serio a las personas más pobres, sobre todo, mujeres, niñas y niños, y extranjeros y aprender con ellos a encontrar respuestas a sus necesidades.
¡Qué lindo cuando en las comunidades piensan juntos en cómo mejorar la vida para todos y buscan una manera de ayudarse mutuamente! ¡Qué lindo cuando los padres dan el ejemplo a sus hijos ayudándose unos a otros! Estos ejemplos marcan caminos. Estas experiencias se guardan para toda la vida.
Yo soy el camino, la verdad y la vida. Solamente por mí se puede llegar al Padre. (Juan 14,6)

Jorge Weishein

3 Juan 1-15

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