Pero recuerden ustedes los tiempos pasados, cuando después de haber sido iluminados soportaron ustedes sufrimientos de una gran lucha.

Hebreos 10,32

En este texto que tenemos en este día, el autor no hace más que recordar nuestra realidad en la vida de fe, y no es casualidad que en el próximo capítulo número 11, se nos hable del significado de la fe. Ya que ser iluminados y llamados por Dios, no nos quita tener que pasar por contradicciones, y librar desde nuestro interior batallas y luchas.

Lutero a esto lo decía de forma muy clara cuando hablaba del bautismo diario, que significaba dejar nacer en nosotros a Cristo. Utilizaba como imagen que el nacer de Cristo llevaba a ahogar al viejo Adán que quiere surgir en nosotros como representación de todo lo malo, de todo lo autodestructivo que nos daña, como así también a los demás.

Cada día que empezamos, cada día que salimos a la calle, tenemos que llevar adelante una lucha, en primer lugar con y en contra de nosotros mismos, para que esa luz con la cual fuimos iluminados por Dios a través de Jesucristo permanezca firme. Debemos hacerle frente cada día a todas aquellas sombras de muerte que se traducen en individualismo, en el “sálvese quien pueda”, “el otro no me importa”.

Las sombras de muerte se ven, por otro lado, y muchas veces en las redes sociales, donde hay mucho rencor y violencia. Lugar donde queda muy en claro que muchos están o estamos perdiendo esa lucha interior, dejando que aflore el viejo Adán. Pero Cristo sigue viniendo con su luz para sacarnos de las sombras de muerte y resucitarnos a la nueva vida, para iluminar nuestras sombras con su luz.

Javier Gross

Hebreos 10,32-39

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