El que trabaja en el campo tiene derecho a ser el primero en recibir su parte de la cosecha.

2 Timoteo 2,6

Es significativo que perteneciendo a una iglesia donde una parte importante de su membresía está compuesta por familias que se dedican al trabajo del campo o vinculado a él, el apóstol Pablo use esta imagen como ilustración del trabajo apostólico. Es un hecho que realza y aprecia el trabajo de los productores rurales. Es significativo también que hace aproximadamente dos mil años atrás el apóstol Pablo diga que el productor rural tiene derecho a ser el primero en recibir su parte de la cosecha, porque hoy día una y otra vez se discute sobre el precio de los productos del campo, sobre lo que recibe el productor, la larga lista de intermediarios que en parte se enriquecen grandemente y el precio que paga finalmente el consumidor. Y, contrariamente a lo que describe el texto, muchas veces los productores no reciben su parte de la cosecha.

Como personas de fe vivimos y trabajamos con un horizonte delante de nosotros. No vivimos porque sí, sin razón alguna, sino que vivimos orientados hacia un algo, y ese algo es el Reino de Dios en su plenitud, en donde en forma perfecta podamos vivir en justicia y paz. El apóstol Pablo utiliza imágenes propias de su época para describir ese caminar orientado hacia un destino. Lo describe como el atleta que corre una carrera, como el trabajador del campo que espera su cosecha, como el soldado que va a la guerra. Quizás nosotros hoy, desde nuestra propia cultura, utilicemos otras imágenes, pero eso no cambia el hecho que nuestra vida no es un caminar sin sentido, sino una vida orientada hacia la esperanza, la justicia y la paz.

Sonia Andrea Skupch

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