
Viernes 23 de febrero
El Dios eterno es un refugio; eternos son sus brazos. Arroja ante ti su enemigo y te dice: acaba con él. Deuteronomio 33,27

El Dios eterno es un refugio; eternos son sus brazos. Arroja ante ti su enemigo y te dice: acaba con él. Deuteronomio 33,27