18° domingo después de Pentecostés, 26° en el año
Juan le dijo: “Maestro, hemos visto a uno que expulsaba demonios en tu nombre, pero como no es de los nuestros, se lo hemos
prohibido.” Jesús contestó: “No se lo prohíban, porque nadie que haga un milagro en mi nombre podrá luego hablar mal de mí. El que no está contra nosotros está a nuestro favor. Cualquiera que les dé a ustedes aunque sólo sea un vaso de agua por ser ustedes de Cristo, les aseguro que tendrá su premio.”
Marcos 9,38-41
¡Qué necesidad tenemos de controlarlo todo! Eso es bueno cuando tiene por finalidad el cuidado de un niño, un enfermo, o un trabajo destinado a proteger a otras personas…
Pero cuando esa búsqueda es excesiva puede desencadenar enfermedades y trastornos como stress, ansiedad u otras.
También en las iglesias hay personas que se “preocupan” exageradamente por diversas cuestiones: cómo desarrollan sus clases las catequistas, cuál es el contenido de las canciones del coro, si las liturgias concelebradas con otras iglesias responden o no a fundamentos de tal o cual orden.
Jesús es mucho más ecuménico, pues para él la verdad es más grande de lo que alguien pueda abarcar.
Vi un dibujo de un número en el suelo y a dos personas en cada extremo. Uno veía un 6. El otro veía un 9. Y los dos tenían razón.
Jesús nos reconoce hasta el gesto más pequeño ejecutado con honestidad intelectual y obrado de buena fe.
Un raudal de bendiciones sed al débil; procurad de su vida las acciones hacia el bien encaminar. Al sediento en su agonía, al cansado en su labor, dadle un vaso de agua fría en el nombre del Señor. (Culto Cristiano Nº 260)
Patricia Haydée Yung
Salmo 19,7-14; Números 11,24-29; Santiago 5,13-20; Marcos 9,38-50
Agenda Evangélica: Salmo 138; Isaías 49,1-6; Romanos 10,9-17(18) (P); Mateo 15,21-28