Pero tú, sigue hasta el fin. Cuando llegue el fin del tiempo, reposarás y te levantarás para recibir lo que te corresponde recibir.

Daniel 12,13

Comenzar un proyecto o trabajo es sencillo. Culminarlos cuando surgen las dificultades y problemas no todos lo logran. Son muchos los estudiantes quienes por cansancio o hastío no logran finalizar sus estudios. Muchas personas inician una dieta para bajar de peso, al principio todo va bien, pero luego la tentación por las comidas calóricas echa abajo todo el sacrificio. Muchos corredores de maratón no superan el cansancio, los dolores musculares o las inclemencias del tiempo y abandonan sin llegar a la meta.

Por otra parte también hay parejas que unieron sus vidas para siempre, y al comenzar a caminar juntos fueron desafiados por problemas inesperados, como la falta de trabajo, el desarraigo, escases económica o el nacimiento de un hijo enfermo. Han podido reconfigurar sus metas, pero también haciéndose más fuertes y aprendiendo de los desafíos que han tenido que enfrentar.

Expresa un dicho popular: “Nada se consigue sin sacrificio”. ¿Qué podemos decir de nuestra tarea en la Comunidad de la Iglesia? También se rige por este principio. No faltarán los problemas, angustias y dificultades. Si somos fieles a nuestro Creador todo lo superaremos.

Una parte importante de nuestra misión como cristianos es ser sal y luz. Y aun cuando nos rodeen la oscuridad y la maldad. O aun cuando la sal por momentos pierda un poco de su sabor, sigamos proclamando hasta el fin el Reino de Dios y su justicia hasta el fin. Sabiendo que a quien busca primero el Reino de Dios todo lo demás le será dado por añadidura (Mateo 6,33).

Fabián Pagel

Daniel 12,1-13

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