Un hombre plantó un viñedo…
Marcos 12,1
Si bien esta parábola se refiere a un contexto histórico muy específico previo a la pasión de Jesús, a nosotros nos ayuda a pensar una vez más en el “gran jardín” que el Señor creó para nosotros, nuestra tierra, que con tanto cariño construyó con el paso de los siglos para que dispongamos nosotros de todo lo que necesitamos. Y con tanta belleza que nos habla de lo importante que somos nosotros para Él y de su hermosura.
Y Él nos lo confió para que lo cuidemos, para que lo cultivemos con el mismo cariño que Él puso en prepararlo.
Y podemos preguntarnos cómo lo estamos haciendo, cómo lo estamos cultivando.
Nuestra realidad nos desafía porque se han instalado en nosotros hábitos de comodidad y de facilismo, falsas necesidades, un impulso a consumir y descartar…
Y no tenemos que olvidar que también como regalos en ese jardín están muchas personas que a veces usamos y descartamos haciendo que el Señor nos vuelva a preguntar como a Caín: “¿dónde está tu hermano?”
En estos tiempos se nos invita a ser protagonistas de un cambio de cultura que nos ayude a respetar y cuidar los dones que nuestro Padre providente ha puesto en nuestras manos.
La Palabra nos enseña que hay solo una cosa necesaria: la relación con el Señor, que marca un modo nuevo de relacionarnos con las cosas y con las personas.
Mostrémosle nuestro agradecimiento valorando las cosas y respetando a todos.
José María Soria Pusinaro
Marcos 12,1-12