Ustedes que honran al Señor y escuchan la voz de su siervo: si caminan en la oscuridad, sin un rayo de luz, pongan su confianza en el Señor; apóyense en su Dios.
Isaías 50,10
Tenemos que aprender a confiar en Dios. La razón principal de esto es porque nuestro bienestar depende de la confianza en Dios que tengamos. Nuestro bienestar no depende de nosotros mismos, no depende de nuestra familia o amistades, no depende de las buenas obras que hagamos.
Nuestro bienestar, el sobrellevar las situaciones o dificultades que se presentan en nuestra vida dependen completamente de nuestra confianza en Dios. El problema que existe es que a muchos de nosotros se nos hace difícil confiar en algo que no podemos ver y tocar. Los seres humanos confiamos más en nuestra propia habilidad, fuerza y poder que en Dios.
Confianza y esperanza son las palabras claves para vivir y enfrentar los desafíos, sufrimientos y preocupaciones que nos afligen también en los días de hoy, sabiendo que en la cruz Jesús venció a la muerte, y con su resurrección trae esperanza de vida nueva.
Nos encontramos aquí, Señor, en cada hermano y en cada
porque tu amor nos invita hermana,
y nos espera. en el sonido y en el silencio.
Venimos con nuestras alegrías Despierta, Señor,
y penas, nuestra sensibilidad
inquietudes y certezas, aciertos adormecida por la rutina,
y errores. y renueva siempre en nosotros
Te pedimos la sed de ti.
que nos despiertes los sentidos Quédate y bendícenos,
para poder percibir tu presencia alumbra nuestro andar,
y escucharte, y encontrarte ahora y siempre,
en las lecturas, las oraciones, por tu gran amor. Amén.
las canciones, (Claudia Ursini)
Gladis Gomer
Isaías 50,4-11