¿Qué te parece, Simón? Los reyes de la tierra, ¿de quiénes cobran impuestos? ¿De sus hijos, o de los extraños?
Mateo 17,25
No debe sorprendernos que Jesús no se deja impresionar por el dinero.
Para él vale mucho más la moneda que una pobre viuda da al templo, privándose de lo que necesita para vivir, que todas las monedas que dan los ricos, de lo que les sobra.
Tampoco se deja impresionar por la grandiosidad y magnificencia de los edificios que los hombres levantan a base de dinero y esfuerzo humano. Sabe que detrás de ello se esconde la injusticia. Jesús plan-tea una alternativa al poder que en este mundo ejerce la riqueza y el dinero. Allí donde se asume y se vive el mensaje de Jesús, se produce el valor supremo de la dignidad humana, no el dinero o los bienes materiales que se poseen. Lo que hace feliz al ser humano es el amor, que se traduce en generosidad, solidaridad y entrega; y las relaciones humanas se vuelven cordiales, respetuosas, justas y fraternas. Si el dinero está en función de ello es bien usado. Y es de un buen ciudadano contribuir con recursos económicos al bien social. Jesús dio el ejemplo…
Los ángeles no son enviados a cambiar un mundo de dolor en un mundo de paz. Me ha tocado a mí hacerlo realidad; ayúdame, Señor, a hacer tu voluntad. (Canto y Fe Nº 150)
Jorge Buschiazzo
Mateo 17,22-27