Respondiendo Jesús, dijo: -¡Mujer, grande es tu fe! Hágase contigo como quieres. Y su hija fue sanada desde aquella hora.
Mateo 15,28
Este texto me gusta mucho por la actitud de la mujer, quien es movida por su fe y la necesidad de sanar a su hija. Ella desafía los valores establecidos y vigentes de ese momento. Desafía a una sociedad machista y cerrada que excluía y marginaba a las mujeres y a los extranjeros.
Hoy encontramos en el relato a una mujer reclamando y luchando por lo que cree que es justo, que nos enseña que era parte de la misión y reino de Jesús, junto con su hija. Ella no deja que Jesús se cierre, y abre su entendimiento haciéndole comprender que la gracia de Dios es derramada para toda su creación.
La fe siempre nos debe mover y desafiar para poder hacer más justo el lugar donde nos toca estar, para que todos sientan que son invitados a formar parte del Reino. Para que no existan los prejuicios que nos separan los unos de los otros. La fe nos debe llevar a preguntarnos qué lugar y rol damos a las mujeres en nuestra sociedad y quiénes son los marginados de hoy.
Esta mujer, como muchas de la Biblia, estará presente a lo largo de la historia, luchando y reclamando por sus derechos y participación en la sociedad. Hoy la vemos en muchas mujeres que quieren cambiar una sociedad que aún tiene mucho de machista y de violencia de género.
Damos gracias a Dios por las mujeres que con su compromiso nos ayudan a crecer en nuestra visión de Dios y de la sociedad.
Javier Gross
Mateo 15,21-28