Y vio Dios que era bueno.
Génesis 1,18
Día 4º: Dios creó las estrellas, el sol, la luna
Ser humano: Al ser humano la tierra se le quedaba pequeña, y unió cristales que le permitían acercar las estrellas a sus ojos e inventó y construyó satélites y naves espaciales que lo llevaron a la luna. Ahora tiene naves no tripuladas con destino fuera de su galaxia y tiene todo listo para vivir en Marte. Se pasa el día y la noche escrutando sonidos que llegan de donde bien las estrellas para escuchar su eco, el eco de su creación. Quiere convencerse de que ha conquistado el firmamento.
Día 5º: Creó Dios los peces, ganado, reptiles, fieras
Ser humano: El ser humano se supo enseguida superior a todos ellos. No le importó arrebatarles su marfil, sus pieles, esquilmar los bancos de peces con una pesca indiscriminada. No le importó modificar los ciclos vitales en la vida de los seres vivos para un dudoso beneficio propio.
Vio Dios que todo era bueno. Todo cuanto iba creando tenía un orden lógico para que cuando llegara el ser humano tuviera lo necesario para vivir y disfrutar de la creación. Sin embargo, el ser humano, también vio que era bueno lo que Dios había creado y, rápidamente quiso adueñarse de todo. Por envidia, por celos, por soberbia… Hoy nos tenemos que preguntar, ¿acaso somos nosotros los guardianes de nuestros hermanos?
Sí. Absolutamente. Es un cuidado recíproco porque nadie puede arrogarse el privilegio de decir ‘esto es sólo mío’. La creación, regalo de Dios, es de todos y para todos.
¡Señor, qué admirable es tu nombre en toda la tierra!
Cristina Inogés Sanz
Génesis 1,14-25