El día viene en que levantaré la caída choza de David. Taparé sus brechas, levantaré sus ruinas y la reconstruiré tal como fue en los tiempos pasados.

Amós 9,11

El Hogar Germán Frers, aquí en Baradero, tiene un “por qué” muy especial. El sentido de todo el trabajo que aquí se hace tiene como fin realizar y plasmar el amor a Cristo en el trabajo por los niños en peligro social. Esa fue la intención de aquella gente que conformaba la Congregación Evangélica Alemana en Buenos Aires que fundó este Hogar.

Eso se ve hasta hoy en el llamado “Centro de Día Hogar German Frers” que sigue manteniendo la Congregación.

Siempre surge en mí una pregunta en relación a estos chicos: “¿Cómo sé si alguien sirve para educar a una criatura?” – Pienso que, si a un chico se le da un buen reto cuando lo merece, pero después le demuestra su amor sincero, entonces se lo está educando bien.

Es lo que debería hacer todo padre bueno: Poner las cosas en claro, pero luego mostrarle al hijo que lo ama realmente.

Es justamente lo que hizo Dios con Israel. Los retó severamente y luego les ayudó en amor paternal.

Muchas veces los niños se portan mal sólo para probar cuán lejos pueden estirar la paciencia de los responsables. No es bueno para los niños dejar pasar siempre las travesuras y mirar para otro lado.

Nosotros todos, las criaturas de Dios, también necesitamos la guía continua de Dios, y eso es lo que buscamos juntos en la comunidad de creyentes en la congregación.

La comunión con Dios y los hermanos en la fe es lo que más nos ayuda a encontrar y mantenernos en nuestro camino hacia la felicidad.

Winfried Kaufmann

Amós 9,11-15

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