8 º domingo después de Epifanía, Estomihi

Ninguno puede servir a dos señores…
No os angustiéis, pues, diciendo: ‘¿Qué comeremos, o qué beberemos, o qué vestiremos?’, porque… vuestro Padre celestial sabe que tenéis necesidad…
Buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas.

Mateo 6,24.31-33

El Evangelio de hoy nos vuelve al tema de la confianza en Dios, tema que tratamos tres días atrás. Comienza con una aclaración que deviene en advertencia para los creyentes: hay confianza verdadera cuando hay completa fidelidad y cuando, como expresión de esa fidelidad, vivimos la coherencia entre nuestra creencia y nuestras acciones. El “no se puede servir a dos señores” establece con claridad que la confianza es mucho más que una vivencia interior, es algo que se vive, es una actitud que se traduce indefectiblemente en actos de fidelidad y compromiso.

En el yunque de esa actitud de fidelidad, el espíritu del creyente reafirma la certeza de que Dios es siempre fiel. Como dice el texto: “vuestro Padre celestial sabe que tenéis necesidad”. En efecto, lo que está en la base de la confianza en Dios es su amor, y porque nos ama tanto, nuestra vida jamás le es ni le será ajena.

Nos ama tanto que, como dice el tango del obispo Pagura, “Él entró en el mundo y en la historia”. Precisamente “por eso es que hoy tenemos esperanza, por eso es que hoy luchamos con porfía, por eso es que hoy miramos con confianza el porvenir”. Y por eso sabemos que si buscamos el Reino, todo lo demás será añadido.     

Oración

Señor, que hagamos hoy todo aquello que está a nuestro alcance, sabiendo que el mañana está en tus manos.

Raúl Sosa

Salmo 131; Isaías 49,8-16a; 1 Corintios 4,1-5; Mateo 6,24-34; Agenda Evangélica: Lucas 10,38–42

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