Entonces los que temían a Jehová hablaron cada uno a su compañero; y Jehová escuchó y oyó, y fue escrito libro de memoria delante de él para los que temen a Jehová, y para los que piensan en su nombre.
Malaquías 3,16
Sí. Eso es bueno: hablar al Señor. Orar en comunidad. Abrir nuestros corazones y dejar que Dios tome el timón.
Sí. Temer. Temer pero en el sentido de respeto, admiración y plena seguridad. Que a quien tememos será, a la vez, quien tiene el poder de entregarnos el bien, la salvación. Temer a Dios que nos traerá bendición. Que nos coloca en el mejor lugar. (Salmo 23)
Todo esto es porque la promesa de Dios que es certeza, también es poder. Poder que escucha, que se alegra cuando abrimos nuestros corazones y al hacerlo nos dejamos conducir por Dios.
Dios ama su creación. Ama a sus hijos. Te ama a ti. Me ama a mí. “Y vio Dios que era bueno”.
Como pastora, celebrar los cultos de alabanza de la comunidad de los que temen al Señor, tiene que ser comenzando con esta afirmación de Dios en el libro del Génesis: “Y vio Dios que era bueno”.
Nos permite estar cómodos, juntos, en la iglesia y por ello seguros en la mano de Dios.
Vamos como hijos de Dios a celebrar y expresar nuestro temor al poder de Dios de darnos su bendición.
Aurelia Schöller
Malaquías 3,13-18