Día de oración y arrepentimiento

No vi templo alguno en la ciudad, porque su templo es el Señor Dios, el Todopoderoso y el Cordero.
Apocalipsis 21,22

Una visión que alienta y nos da ánimos para soñar con un futuro
diferente.
Sería hermoso que pudiéramos juntarnos y celebrar sin necesidad de estructuras que si bien nos cobijan también pueden llegar a oprimir.
En este último tiempo tan particular que nos tocó transitar y donde –salvo escasas ocasiones- no hemos podido reunirnos, nos dimos cuenta que necesitamos crear nuevas formas de alabanza.
Estamos agradecidos a tantas y tantos hermanas y hermanos que hicieron posible la participación en los encuentros litúrgicos. No reemplazan el contacto físico pero ayudan a sobrellevar la soledad y el aislamiento el poder vernos y escucharnos.
Pidamos a Dios que bendiga los esfuerzos que hagamos y nos ayude a ser creativos a la hora de continuar con su obra.
Que la sociedad toda no necesite de “luz del sol ni de la luna, porque la gloria de dios la ilumina y su lámpara es el Cordero”. Amén.

María Teresa Rolón

Apocalipsis 21,22-27

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