4º domingo de Adviento
Mientras José reflexionaba al respecto, un ángel del Señor se le apareció en sueños y le dijo: “José, hijo de David, no temas recibir a María tu mujer, porque su hijo ha sido concebido por el Espíritu Santo”.
Mateo 1,20 (RVC)
Existen situaciones que nos colocan frente a encrucijadas y reclaman una respuesta. Esta respuesta implica elegir conscientemente un rumbo que tendrá consecuencias y hacernos cargo de ellas. La encrucijada es justamente una cruz donde se encuentran cuatro direcciones, un lugar peligroso que demanda reducir la velocidad, mirar con atención, escuchar… En lugar de actuar mecánicamente, debemos sopesar a dónde queremos ir. La encrucijada reclama revisar nuestros valores, incluyendo una dosis de peligro y otra de oportunidad. Ahí está José frente a la encrucijada: María está embarazada. ¿Qué hacer? La primera tentación, la acción mecánica, es perder lo menos posible, retirarse despacito y rogar que María no sea apedreada por adúltera. Esa es la primera reacción de José, se quiere ir silbando bajito pero, hay algo que no cierra. José le da vueltas al tema porque la situación lo descoloca, lo trastorna. ¿Existirá una mejor decisión? ¿La vida se reduce a reaccionar? Quién sabe cuántas emociones, sentimientos, creencias conviven en José. Ahí se introduce algo diferente, un mensaje de lo alto, en sueños, una nueva perspectiva, más amplia, más bendita que supera la antinomia ganar-perder para proponer un ganar-ganar. Esa perspectiva va más allá de lo esperable, el cumplimiento de la ley, y transfigura la situación en un proyecto mucho más grande: ¡Dios ha engendrado a ese niño con el deseo de salvar a todas las personas! Dios se anima a cuestionar lo que creemos y sabemos, nos coloca ante encrucijadas, como a José, para crecer y ser mejores personas, para no huir y preservarnos, para actuar con amor. Ese Dios que se escapa de lo previsible es el Dios de la gracia, de lo nuevo.
Gracias dios por amarnos tanto y desafiarnos a ser parte de tu
proyecto de salvación plena. Amén.
Juan Carlos Wagner