Dios les ha dado toda riqueza espiritual, así de palabra como de conocimiento, ya que el mensaje de Cristo se estableció firmemente entre ustedes.
1 Corintios 1,5-6
Pablo agradece a Dios por la comunidad en Corinto (v.4), por su testimonio acerca de Jesucristo (v. 6). Sabe que esa comunidad se enfrentará a muchas dificultades. Pero en este momento, el desafío es otro. El desafío es mirar con los ojos de Dios. La comunidad en Corinto es fruto de la acción de Dios, fruto del evangelio que allí fue anunciado. Una evidencia de este testimonio son los muchos dones que hay en la comunidad (v. 7). Pablo destaca la palabra y el conocimiento (v. 5). En el final Pablo afirma la soberanía de Dios que se manifestará en el día de nuestro Señor Jesucristo (v. 8) y la fidelidad de Dios que sostendrá a la comunidad hasta el final.
A pesar de los conflictos y las duras críticas que le hará la comunidad de Corinto, Pablo y esta comunidad tienen algo en común, ambos fueron alcanzados por la gracia de Dios. Esto es lo que los une.
Las tensiones y fragilidades que tenemos en nuestras comunidades no deben desanimarnos ni ser motivo para debilitar nuestro testimonio y compromiso con la causa de Dios. El apóstol Pablo es inspirador en este sentido. Nos invita a mirar lo que Dios ya ha hecho en la comunidad, cómo ya ha actuado a lo largo de su historia. ¿Qué pasa con el testimonio de fe de líderes, mujeres, jóvenes, niños, grupos de canto, coros, personas involucradas en temas ambientales, trabajo diaconal, lucha contra la violencia doméstica, presbiterios? ¡Tenemos mucho que agradecer!
Querido Dios: Gracias por los tantos testimonios de fe en nuestra comunidad. Tu palabra nos ha fortalecido e inspirado. Danos valor para ser testigos de tu amor. Amén.
Nestor Paulo Friedrich
1 Corintios 1,4-9