La enseñanza que les dimos sobre el poder y el regreso de nuestro Señor Jesucristo, no consistía en cuentos inventados ingeniosamente, pues con nuestros propios ojos vimos al Señor en su grandeza.
2 Pedro 1,16

Queridos hermanos y hermanas, la fe cristiana es algo impresionante. Es algo diferente, distinto. Por un lado, somos llamados a creer, por otro lado, no podemos creer si el mismo Dios a través del Espíritu Santo y por su Gracia no nos concede esa fe.
También la fe cristiana tiene pruebas y testigos de las cosas maravillosas que Dios ha hecho a lo largo de la historia de la humanidad, como estas palabras de la segunda carta de Pedro. Aún así hay muchas personas que viven sin fe, y yo diría que se pierden así la vida en abundancia a la que somos invitados y de la que somos herederos; es decir, somos invitados a la fiesta y por gracia de Dios tenemos derecho a la fiesta de la fe.
Por eso es sumamente importante que demos testimonio de lo buena, agradable y diferente que es la vida cristiana. Para que aquellos que todavía están en dudas o que no lo saben o que miran con desconfianza puedan convencerse y permitir que el Espíritu de la vida pueda actuar también en ellos.
Dar testimonio no es necesariamente ir a la plaza y gritar, ni tampoco hostigar a los demás, ni obligarlos a creer. Pero quizás simplemente puedes contar y permitir que se vea lo bueno y agradable de tu vida cristiana y la vida de tu comunidad de fe. Comparte las cosas buenas, se dice que la fe nace por el oír, y podemos estar seguros que también puede nacer por el ver. Y a propósito de ello: ¿Cómo fue que tu empezaste a creer? Seguramente varios testigos/as tuvieron que ver en ello. Que Dios los bendiga a ellos/as y te bendiga a ti, ser testigo también es bendición. Amén.

Armando Weiss
2 Pedro 1,16-18

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