Por lo tanto, consideren a aquel que sufrió tanta contradicción de parte de los pecadores, para que no se cansen ni se desanimen.
Hebreos 12,3 (RVC)
Cansancio y Desánimo: el muro en la maratón
El escritor de la carta a los Hebreos compara la vida cristiana con una carrera de maratón. Una maratón espiritual.
Uno de los enemigos más temidos por los corredores de larga distancia es el conocido como “muro de la maratón”: un desfallecimiento brusco y repentino que se produce más allá de la mitad de la carrera, aproximadamente por el kilómetro 30 a 35. La causa principal es el cambio de sistema que utiliza nuestro cuerpo para obtener energía.
En nuestra maratón, muchas veces sucede lo mismo, nos cansamos y desanimamos, tal como le sucedió a los receptores de la carta a los Hebreos.
Pero, al igual que los maratonistas, que siguen corriendo, derribando “el muro de la maratón”, nosotros también somos desafiados a seguir corriendo la maratón espiritual, con los ojos puestos en Jesús, el autor y consumador de la fe.
El “secreto” para derrotar el desánimo es cambiar nuestro “combustible espiritual”.
En lugar de confiar en nosotros mismos y en nuestro “activismo” (ver agendas), deberíamos poner todo en manos de Dios y confiar en Él por sobre todas las cosas, como lo dice la explicación en el Catecismo de Martín Lutero en el primer mandamiento. Solo así podremos llegar a la meta, como discípulos y como Iglesia.
Yo soy quien te manda que tengas valor y firmeza. No tengas miedo ni te desanimes, porque yo, tu Señor y Dios, estaré contigo donde quiera que vayas. (Canto y Fe Nº 276)
Omar Darío Dalinger
Hebreos 12,3