Se mantenían fieles, en el mutuo compañerismo, en el partimiento del pan y en las oraciones.
Hechos 2,42
Señor, tantas veces he sido mezquino. Tantas son las veces que he negado la amistad y el compañerismo a muchos, tan sólo por prejuicios. Y también son tantas las veces que he dejado el pan en una sola pieza hasta que se llegaba a enmohecer por no compartir con otros, por no creerlos merecedores. Y, por si fuera poco, Señor, tantas fueron las veces en que no acudí a ti en oración, por soberbia, por vergüenza. Por todo esto, Señor, siento haberme alejado de ti, de tu Palabra que me anima. Y a pesar de ello, tú sigues insistiendo, me sigues animando, y esperas pacientemente que te siga. Gracias, Señor, por tu fidelidad, porque siempre nos sigues convocando. Te pedimos, Señor, que nos ayudes a seguirte, a emular a tu Hijo. Ayúdanos, Señor, a tener puesta la mirada en el otro, para recibirlo, para compartir lo que tenemos con él, y que, de esta manera, la solidaridad no sea sólo una palabra que pronunciamos, vacía de contenido, sino una acción transformadora de la comunidad en que vivimos.
Christian Bernhardt