Invócame en el día de la angustia; yo te libraré, y tú me honrarás.
Salmo 50,15
El Señor no necesita de las ofrendas materiales que nosotros como simples mortales podemos valorar, para nuestro Dios el valor está en las ofrendas de gratitud hacia él, no necesitamos ofrendar para ser merecedores de algún favor de su parte. Creo que debemos vivir inspirados en el amor y la gratitud a nuestro Dios.
Cuando nos surja la necesidad de requerir de Dios solo se lo tenemos que pedir, si bien siempre tratamos de vivir inspirados en su amor, debemos confiar en él, pedir y ser agradecidos, nunca debemos dejar de alabar a nuestro creador, él nunca nos dejará solos.
Juan Carlos Waicheim