2° domingo después de Pentecostés, 10° en el año.
(1° domingo después de Trinidad)
Le dijo: “Sígueme” Y Mateo se levantó y lo siguió.
Mateo 9,9-13.18-26
Mateo es llamado por Jesús a seguirle, y lo primero que nos cuenta el Evangelio es que Mateo se levanta, y le sigue. Confía, se pone de pie. Acepta esa invitación, ese don gratuito que lo pone en movimiento en su historia de vida y de fe.
Pero ese llamado no es exclusivo para una sola persona; inmediatamente, se nos relata que Jesús estaba sentado a la mesa con sus discípulos, y allí se fueron arrimando los cobradores de impuestos del imperio romano junto con otra gente ‘pecadora’, ‘de mala fama’, según la traducción del texto; lo cual, amplía ese llamado al seguimiento de Mateo, a su grupo, a la gente que también andaba con él y era excluida, despreciada, estigmatizada por los fariseos.
Tanto el antiguo, como el nuevo testamento nos acerca testimonios de fe, de quienes han sido movilizados, confiados, encorajados por el don gratuito de la fe, en los caminos y alrededor de las mesas de Jesús; que siempre convida y arma “nuevas listas de personas invitadas”; incluyendo, amando, acercando la buena noticia del compartir a quienes, ante los ojos de la exclusión y el odio, no tendrían cabida.
Dios del camino que nos juntas alrededor de tu mesa, hoy te damos gracias por tu llamado al seguimiento y porque nos enseñas tus opciones; te pedimos que también hoy aprendamos el significado de estas palabras: “Lo que quiero es que sean compasivos, y no que ofrezcan sacrificios. Pues yo no he venido a llamar a los justos, sino a los pecadores” Amén.
Paula Fogel