Ámense como hermanos los unos a los otros, dándose preferencia y respetándose mutuamente.
Romanos 12,10

En la carta los Romanos, el apóstol Pablo describe su interpretación del Evangelio, allí él coloca por escrito su propia lectura en cuanto a las doctrinas y su aplicación práctica en la vida cotidiana de las comunidades. Al analizar esta carta, podemos tener la certeza que nos encontraremos con grandes desafíos, ya que sus palabras nos vienen a interpelar en nuestra realidad hoy.
El versículo sobre el cual somos llamados/as a reflexionar nos habla de sentimientos y acciones muy humanas, que todos/as sentimos en nuestra cotidianeidad. El amor, el respeto y la preferencia forman parte de nuestros deseos diarios, todos/as queremos ser amados, respetados y obtener lugares de preferencia.
Sin embargo, lo que desafía en este texto se encuentra en la forma en que los verbos son empleados, ya que se encuentra en imperativo plural; esto significa que es una orden y que debe ser obedecida en comunidad. Vivimos en una sociedad donde el consumo diario gira en torno a las necesidades particulares de cada uno/a, donde muchas veces la pluralidad es aceptada solamente cuando conviene y sostiene los egos particulares, donde el sentido comunitario va siendo reemplazado por las virtualidades.
Pablo ordena que levantemos la mirada egoísta con la que muchas veces conducimos nuestra vida y nos pongamos en contacto con aquellos/as que forman parte de la sociedad y de nuestra comunidad, dejando a un lado aquello que Lutero define como pecado, que es la imagen del hombre encorvado sobre sí mismo, siendo capaz únicamente de mirar su propio ombligo. Que Dios nos ayude a poder levantar nuestra mirada y encontrarnos con los/as hermanos/as que nos rodean, y que sea el amor cristiano que nos una.

Moara Benetti

Romanos 12, 9-13.

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