Reciban al que es débil en la fe, pero no para entrar en discusiones.
Romanos 14,1-4

En esta parte de la carta a los Romanos, se tratan temas, o más bien problemas que surgían entre los diferentes grupos de la comunidad cristiana, espacio formado por una gran variedad de culturas.
¿Qué hacemos nosotros/@s con quien piensa, vive, habla, come, se viste diferente? ¿Cuál es, por ejemplo en tu comunidad de fe y desde tu perspectiva personal, el “margen” de aceptación?
Una frase que constantemente escucho como respuesta cuando trato de entender por qué hacer o no algo en la iglesia, es: “siempre se hizo así”. Seguramente, el repetir lo que otros antes hicieron, es también un gesto de comodidad que nos da cierta seguridad, y no hay mucho que pensar, ni preguntar para qué cambiar.
Lo diferente nos saca de ese confort, puede hacernos sentir cuestionados o también puede motivarnos a nuevas preguntas. El apóstol Pablo, ante todo, habla de tener una actitud de recibir. Y específicamente, de recibir a quien es débil en la fe, no para cuestionar, no para entrar en discusiones. Sino ante todo, tener presente que antes que recibamos a alguien, Dios mismo, ya lo aceptó, ya lo recibió. Entonces quienes somos nosotros para criticar, cuestionar o exigir que cambie sus costumbres.
Recibir, acoger, hacer sentir bien a quien llega, es una tarea constante para trabajar, que nos invita a pensar, en una perspectiva de crecimiento en respeto, en aceptación, en amor en Cristo Jesús. Que puedan ser nuestras comunidades de fe, espacios donde nos sintamos y ayudemos a sentir a los demás bien recibidos/@!

Marisa Hunzicker

Compartir!

Share on facebook
Facebook
Share on twitter
Twitter
Share on linkedin
LinkedIn
Share on whatsapp
WhatsApp
Share on email
Email
Share on print
Print