Señor, muéstrame tus caminos, guíame por tus senderos.
Salmo 25,4

En este Salmo, el salmista ora pidiendo a Dios que le ayude a direccionar su vida. ¡Cuántas veces nos encontramos también nosotros/as orando a Dios para que nos ayude a tomar decisiones que van a cambiar nuestra vida!, cuántas veces oramos a Dios porque nos sentimos perdidos!, nos olvidamos de nuestras metas, sentimos el fracaso golpeándonos la espalda, y el único consuelo y refugio que encontramos es recurrir a la oración, esa hermosa manera que tenemos de poder comunicarnos con Dios.
¿Por qué lo hacemos? Porque así como el Salmista confía en Dios, también nosotros/as confiamos en Él, por eso oramos, pedimos y agradecemos, y por la fe que nos mueve tenemos la plena seguridad que Dios nos escucha, y aunque no sepamos cuál sea nuestro propósito o lo que Dios tenga preparado para nosotros, Él siempre nos dará un nuevo camino o un nuevo sendero, aunque sus caminos sean un misterio, son los mejores. Amén.
“Los caminos de este mundo nos conducen hasta Dios, hasta el cielo prometido donde siempre brilla el sol… Los caminos de este mundo, enlazados, juntos van, y entre penas y alegrías hasta el cielo llegarán”. (Los caminos: Canto y Fe Nᵒ 89)

Rufina Rapp

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