Sirvan al Señor con reverencia y ríndanle culto con temor reverente.
Salmo 2,11
El salmista nos invita a acercarnos a Dios en actitud de profundo respeto y amor, rindiéndole adoración con absoluta convicción de que Él así lo merece. Hoy, vivimos tiempos donde todo es relativo, y tendremos que estar preparados para responder a la pregunta ¿Por qué tengo que adorar a Dios?
La respuesta es clara, porque el Dios de la Biblia es el Creador de todo lo que existe, Él lo formó todo con sus manos y nos creó a su imagen y semejanza. Dispuso de todo de forma perfecta para que la humanidad pudiera prosperar, sembrar y cosechar el fruto de la tierra y saciar su sed, como también regar la tierra con las aguas cristalinas de los ríos y arroyos.
Este mismo Dios es quien estuvo con nosotros en el momento de nuestro primer aliento de vida y estará cuando exhalemos el último suspiro. Debido que Dios nos ofreció todo como un regalo, nuestro gesto de gratitud es vivir una vida que sea un Culto reverente a su infinita grandeza, bondad y amor. “Ustedes deben ir en pos del Señor su Dios, y temerlo sólo a él. Deben cumplir sus mandamientos y atender su voz. Sólo a él deben servir; sólo a él deben seguir”. Deuteronomio 13,4
A lo largo de nuestras vidas tenemos la libertad de trabajar, divertirnos, formar una familia, elegir el lugar de residencia, y mucho más. Pero, sin olvidar de ofrecer reverencia y gratitud, adoración y alabanza a Dios por su eterna bondad y amor hacia nosotros.
Fabián Pagel