El Dios de dioses, el SEÑOR, ha hablado, y convocado la tierra desde el nacimiento del sol hasta donde se pone.
Salmo 50,4
Este Salmo es un reproche a todos los creyentes de Dios, que lo deshonran con su hipocresía e inconsistencia de vida. Es un Salmo de rectitud de la fe.
Dios se aparece, se manifiesta en la vida humana, para dirigirse a sus adoradores y anuncia su propósito al aparecerse, que es el de juzgarlos.
Dios acusa al pueblo que lo adora de deshonrarle, ofreciendo sacrificios impropios y demandando sacrificios de acción de gracias.
Él los acusa de deshonrarle al recitar el pacto divino, al pronunciar el acuerdo, pero sin guardarlo en realidad, buscando apenas un beneficio sin colocar su parte, y nuevamente demanda una ofrenda donde puedan regocijarse y mostrar gratitud a Él.
Una relación de pacto con Dios exige ambos elementos: proclamación de la fe y la práctica de la misma.
“El Dios de dioses, el SEÑOR, ha hablado, y convocado la tierra desde el nacimiento del sol hasta donde se pone.” No es cualquier Dios él que nos convoca, es el Dios de dioses, es el Señor, y convoca a toda la tierra a vivir conforme sus enseñanzas y también conforme a lo que proclamamos, una vida donde la práctica sea compatible con lo que predicamos.
“Ayúdanos a comprender que la misión de tus amados es compartir con los demás su fe en Jesús resucitado. Queremos ser Señor servidores de verdad, testigos de tu amor e instrumentos de tu paz” (Canto y Fe N° 300)
Vania Zanow
Salmo 50,4
Palabra clave: fe, misión
Vania Zanow
Candidata al Ministerio Diaconal