Elías le dijo a Eliseo: —Quédate aquí, porque el Señor me ha enviado a Betel. Pero Eliseo le contestó: —Juro por el Señor, y por ti mismo, que no voy a dejarte solo. Entonces fueron juntos hasta Betel. 2 Reyes 2, 2
Dios estaba por llevarse al profeta Elías, el cual manifiesta a su sucesor, Eliseo, que el Señor lo ha enviado a Betel, para despedirse de los alumnos que allí tenía. Según la versión “Dios Habla Hoy», Eliseo propone “no voy a dejarte solo” y luego la situación se repite cuando Elías señala que el Señor lo ha enviado a Jericó y después al Jordán. En la versión Reina-Valera las palabras de Eliseo son “no te dejaré”, las cuales no dan tanto la idea de querer acompañar, sino de no querer él quedarse solo.
Ambos sentimientos se complementan y caracterizan el acompañamiento entre humanos y también están presentes entre animales y humanos.
Jesús da especial importancia a esta necesidad que tenemos de una presencia que nos acompañe cada día y que nos aliente cuando miramos al futuro. Prometió “he aquí, yo estoy con vosotros todos los días” y reclamó “permaneced en mí, y yo en vosotros”. Tanto acompaña Jesús a los suyos que no preguntó a Saulo “¿Por qué persigues a los cristianos?“ sino “¿por qué me persigues?”.
Él no nos suelta la mano y nosotros tenemos la posibilidad de sentir ese acompañamiento y también de recrearlo todos los días con nuestra presencia, tomando la mano de un niño o de un anciano, o estableciendo otros lazos con los seres necesitados de este mundo.
Tomás Tetzlaff
2 Reyes 2, 1-5
Palabra clave: Acompañamiento