Pero en su angustia clamaron al Señor, y él los salvó de la aflicción.
Salmo 107,19
Hoy en día no solamente podemos decir que los seres humanos padecen aflicciones y enfermedades. Como consecuencia del deseo de obtener más; el sistema financiero va empujando sociedades a cambios arraigados en la avaricia y que explotan a muchas personas y a la propia naturaleza.
Como consecuencia, se va incrementando la pobreza y los efectos del llamado “cambio climático”. No es el clima ni las personas explotadas que necesitan cambiar; sino los corazones egoístas e insaciables, consumistas e individualistas que van creando mecanismos de control y división desencadenándose en protestas, enfrentamientos y guerras.
Los gemidos y sufrimientos de millones de poblaciones y de la tierra son inquietantes. Se avanza hacia un camino de muerte lenta, donde los valores, la solidaridad, la equidad y la justicia están muriendo. Sin embargo, en medio de este caos social y global, Dios ofrece esperanza y fortaleza a las personas más necesitadas mediante su presencia. Su propuesta de cambio se extiende a todas las personas, y su solidaridad se hace real para aquellos que claman en medio de su angustia. Aquellos que sufren representan esa presencia divina, invitando a quienes explotan y oprimen a cambiar.
Oración: Atento y amoroso Dios. Te pedimos que tu justicia y tu misericordia toque los corazones de quienes tienen poder de decisión y gobiernan para volver al llamado del bien común, incluyendo nuestra creación. Otorga tu amor a toda persona que clama por tu salvación. Amén.
Patricia Cuyatti Chavez
Salmo 107, 17-20
Temas: angustia, aflicción.
Patricia Cuyatti Chávez, pastora del Sínodo Metropolitano de Chicago – Iglesia Evangélica Luterana en América (ELCA)
moyavida@hotmail.com