Pues es Dios quien nos ha hecho; él nos ha creado en Cristo Jesús para que hagamos buenas obras, siguiendo el camino que él nos había preparado de antemano.
Efesios 2,10
Saber que somos obra de Dios, me llena de orgullo y humildad. Me hace sentir viva, pero a la vez conlleva una enorme responsabilidad. Siendo obra suya, Dios está preparando y obrando en nosotros para que seamos expresión de su sabiduría, su poder, su amor, su vida; de su carácter, su paz y su gozo. ¿No es poca cosa, no? Él nos está enseñando, nos está capacitando, nos está alentando todos los días. Y con ello, nacen las buenas obras como la amabilidad, el amor, la misericordia, la compasión, la solidaridad, la empatía y la ayuda mutua.
Hemos sido llamados para ser manifestación viva de la grandeza y gloria de Dios, encontrando y haciendo propias las buenas obras que Dios tiene preparadas para nosotros. Solo requiere que nos involucremos. Están ahí, listas y esperándonos. Depende de nosotros ser merecedores del honor que se nos concedió al llamarnos sus hijos e hijas.
Les propongo que hoy, antes de salir de casa, en lugar de fijarnos tanto en qué aspecto tenemos, nos miremos al espejo pensando en qué plan tiene Dios para nosotros hoy y cómo se manifestará por medio de nosotros.
Queremos que nos enseñes a aceptar tu ofrecimiento de ser luz en nuestro mundo, para que alumbre tu Reino de vida nueva.
Tal como ayer, ven hoy también, revélate y habita entre nosotros otra vez. (Canto y Fe Nº 280)
Clara Meierhold
Efesios 2,4-10
Tema: buenas obras