Misericordias Domini
Yo soy el buen pastor. El buen pastor da su vida por las ovejas; pero el que trabaja solamente por la paga, cuando ve venir al lobo deja las ovejas y huye, porque no es el pastor y porque las ovejas no son suyas. Y el lobo ataca a las ovejas y las dispersa en todas direcciones.
Juan 10,11- 12
Curiosamente, tanto en el pasado como en la actualidad, el propietario de las ovejas no es el mismo que el pastor de las mismas. A pesar de esto, el «buen pastor» posee la habilidad de cultivar la confianza suficiente en su rebaño para ser seguido por él. En el pasaje bíblico, Jesús también menciona que existen otros pastores cuyo interés radica en lo material en lugar de las ovejas. Estos pastores abandonarán al rebaño ante cualquier indicio de peligro.
En el Evangelio de Juan (13, 34), Jesús nos exhorta a amarnos los unos a los otros con el mismo amor con el que él nos ama. En mi opinión, Jesús nos está llamando a ser buenos pastores y buenas pastoras.
¿Nuestro caminar por el mundo inspirará en otros la confianza necesaria para que nos sigan?
Quienes hemos aceptado a Cristo, hemos aceptado divulgar su mensaje, no el nuestro. Él nos invita a copiar sus acciones, no a que inventemos cosas nuevas que hacer con los demás. Él nos invita a examinarnos y no a juzgar. Seguir a Cristo no es dañar ni hacer mal.
No rechaces a quien Cristo ama.
Señor Jesucristo, reconozco que sólo en ti hay unidad. Un cuerpo, una fe, un bautismo, un amor, un Señor y un Dios. Reconozco que no hay más camino fuera del tuyo, ni otro mensaje. Enséñame a ser un buen pastor, una buena pastora. Amén.
Felipe Sepúlveda
Juan 10,11-18