Este es mi mandamiento: Que os améis unos a otros, como yo os he amado. Nadie tiene mayor amor que este, que uno ponga su vida por sus amigos. Vosotros sois mis amigos si hacéis lo que yo os mando.
Juan 15:12-14 RV 95.
Encuentro muy significativo el himno «¡Oh, qué amigo nos es Cristo!» (N° 215 Canto y Fe), ya que me atrae mucho la idea de Cristo como un amigo. Sin embargo, esta no es simplemente una imagen, sino que también es una afirmación que proviene directamente de Jesús. En este relato, Jesús se dirige a sus discípulos, aquel círculo íntimo que compartía con él en el transcurso de sus días.
Este versículo e imagen de Jesús como amigo, es coherente con lo que él viene diciendo en toda esta parte del Evangelio de Juan, Jesús rompe con las ideas de poder (Juan 13), de búsqueda de beneficios propios, llamándolos ahora sus amigos y estableciendo de esta manera relaciones de igualdad, hospitalidad, amor fraterno y servicio mutuo.
Este texto de hoy nos invita a reflexionar sobre nuestras amistades, nuestros vínculos y nuestra manera de amar. La amistad es, en esencia, una manifestación del amor que se fundamenta en dar, compartir, cuidar mutuamente, entregarse y valorar al otro o la otra, además de cultivar la hospitalidad.
Este texto nos invita a reflexionar sobre la amistad y sobre aquellos que caminan a nuestro lado, nuestros amigos y amigas. También nos trae la buena noticia, la esperanza y la seguridad de que tenemos a un amigo llamado Jesús.
Javier Gross