Todos esperan de ti… que les des su comida a su tiempo.
Salmo 104,27

¿Qué esperamos de Dios? ¿Cuál es el alimento que le pedimos cuando oramos?
La palabra comer proviene del latín comedere, que a su vez tiene la raíz indoeuropea *kom- (con). Es decir, en la palabra comer está implícito el sentido de comer “con” alguien. Comer, de hecho, no es solo una actividad rutinaria necesaria para subsistir. Alrededor de la comida nos encontramos en los cumpleaños, fiestas, celebraciones en com-unidad. Nos vinculamos, nos conocemos, compartimos un momento de koinonia.
Y, al comer, también sentimos profundo placer. No hay nada más hermoso que ese sentimiento de entrar en una casa con olorcito a comida casera o caminar por el barrio un domingo y sentir el olorcito a fuego y asado. Cuando comemos, saboreamos, sentimos como se disuelve un bocado en nuestra boca y disfrutamos de ese momento al descubrir un sabor nuevo, sorprendente, placentero.
Le pedimos a Dios creador que nos dé de comer. Que podamos sentir gozo al compartir el pan. Dios, como manifestación viva en los animales, plantas y seres humanos se nos hace presente allí.
Damos gracias por el pan de cada día, por las manos que lo produjeron, los animales que fueron sacrificados, la tierra que fue cultivada, la lluvia y el sol que permitió que crezcan los vegetales, todas las personas que estuvieron detrás de la producción y traslado del alimento hasta nuestro plato.
Dios, perdónanos por destruir el planeta, por explotar la tierra sin cesar, por no respetar los tiempos de la naturaleza y ajustarlos a nuestras necesidades. Danos fuerza para llevar tu mensaje de cuidado de la creación a todos los rincones e ilumínanos con sabiduría para que cada uno y cada una pueda comer a su tiempo, gozar del alimento que nos ofrece la tierra y com-partir el pan.

Angie Stähli

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