Alaba al Señor, alma mía. Mientras viva, alabaré al Señor. Cantaré alabanzas a mi Dios mientras exista.
Salmo 146,1-2

Los últimos cinco salmos del salterio se conocen como salmos Hallel. Esto se debe a que comienzan con la palabra hebrea “Hallel”, de la cual obtenemos “Aleluya” o “Alabado sea el Señor”.
El Salmo 146 es el primero de estos cinco salmos. Establece una dicotomía entre los poderes y principados de este mundo frente a la soberanía de Dios. Asume que no podemos aferrarnos a ambas cosas; y así, nos amonesta a no poner nuestra esperanza en las cosas de este mundo, sino a confiar en Dios para ordenar y proveer.
Es una cuestión de elección. ¿Qué significa alabar al Señor? Es el sacrificio de alabanza. Es mirar a Dios incluso cuando las cosas no van como tú quieres, cuando tu mundo, mi mundo está patas arriba, cuando no tienes ganas de volverte a Dios.
Es como el pequeño cartel que dice, “¡Alabado sea el Señor, de todos modos!” Alaba al Señor en todo momento cuando estés en la cima del mundo y las cosas no podrían ser mejores o cuando estes deprimido/a y las cosas no podrían verse peor. Alaba siempre al Señor, mientras vivas esa es la invitación del salmista en este día.

Jorge Buschiazzo

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