Sin embargo, Dios me ayuda; el Señor me mantiene con vida.
Salmo 54,4
El autor de este salmo, David, en ese momento estaba siendo perseguido y también había sido traicionado en el pasado. Sin embargo, él expresa: “Dios me ayuda, Él me mantiene con vida”. Esto podría parecer irónico, ¿verdad?
Y es que David tenía dos posibles caminos: o le echaba la culpa a Dios de todos sus problemas y vivía toda su vida enojado con Él, o seguía firme en su fe, teniendo la seguridad de que aquel a quien clamaba lo ayudaría.
¿Has estado alguna vez en esa situación? Me refiero a una situación en la que tenías esas dos alternativas. Un momento en el que realmente sentiste que todo te estaba saliendo mal, en el que nadie a tu alrededor se tomó la molestia de ayudarte, un momento en el que te sentiste abandonado o abandonada. ¿Qué camino elegiste en esa ocasión?
Sin importar cuál haya sido esa elección, oremos a Dios para que, si en el futuro nos encontramos nuevamente en momentos difíciles, podamos tener la convicción y la certeza de que es Él quien siempre nos brinda ayuda y nos mantiene con vida.
Hoy quisiera invitarte a que, a lo largo del día o cuando el tiempo te lo permita, tengas presente las ocasiones en las que has sentido el apoyo y la ayuda de nuestro creador, y puedas recordar esos momentos con profunda gratitud.
“El Señor es mi fuerza, mi roca y salvación” (Canto y Fe Nº 217)
Alexandra Löblein