Pero tú, Señor todopoderoso, eres un juez justo; tú conoces hasta lo más íntimo del hombre. Hazme ver cómo castigas a esa gente, pues he puesto mi causa en tus manos.
Jeremías 11,20

Este pasaje nos ilustra la profunda confianza que el profeta Jeremías tenía en Dios. Reconocía a Dios como un ser justo y, por ello, compartía con Él sus preocupaciones y desafíos. En ocasiones, cuando nos enfrentamos a situaciones difíciles, es común que reaccionemos buscando venganza o actuando impulsivamente. Jeremías podría haber caído en esos patrones, pero en su sabiduría comprendió que Dios está dispuesto a cargar con nuestras pesadas mochilas de preocupaciones y angustias. Él entendía la importancia de encomendar nuestras cargas a las manos amorosas de Dios.
Cuando nos encontramos ante situaciones difíciles o injustas, es tentador buscar imponer nuestra propia justicia. Sin embargo, en esos momentos, debemos recordar la actitud confiada y segura del profeta Jeremías. Él nos enseña la importancia de encomendar a Dios todas las cargas que llevamos en nuestras espaldas, pues Él espera que confiemos en su sabiduría y justicia. En Él podemos encontrar verdadero descanso y guía amorosa.
Dios, te agradecemos por ser aquel en quien podemos encontrar descanso y refugio para todas nuestras experiencias. Permítenos sentir tu cálido abrazo y protección en cada momento, especialmente cuando más lo necesitemos. Te agradecemos por caminar junto con nosotros y nosotras. Amén.

Alexandra Löblein

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